martes, 29 de enero de 2008

Esperar



La que espera, así podría llamarme.




Desde hace un tiempo no hago más que esperar. Hay esperas activas y otras lo son menos, ya que nada o poco puedo hacer, salvo confiar en que se produzca lo que deseo. Espero que mi hijo madure y cambie, espero encontrar trabajo, espero que las cosas no empeoren, espero tener fuerza para seguir el camino, espero... y le espero a Él.




Ni está bien ni está mal, es lo que hago, esperar, pero no con los brazos cruzados, claro. Me muevo despacio, dando pasitos pequeños, pero seguidos. Poco a poco voy logrando cosas, tachando los días que pasan. Si todo va bien en breve dejaré de esperar ciertas cosas. Os contaré.




Esperar sin perder la esperanza, no es fácil, no. Y aún no la he perdido en ningún campo, confío en que todo, antes o después, se defina y pueda dejar de esperar para tener certezas y ser un poquito más feliz.

1 comentario:

Blue Monk dijo...

Desde que recuerdo, he tenido esa sensación de espera. En realidad, creo que la mayoría nos pasamos la vida esperando, ya sea un triunfo, ya sea el amor, la realidad de lo que hoy es un sueño o, como muchos (los más felices, seguramente), las rebajas de unos grandes almacenes, sin más complicaciones.

Esperar, esperar sin desfallecer; esperar el futuro para poder seguir viviendo el presente.

Yo también espero; a veces ni siquiera sé qué es lo que estoy esperando; de todo, supongo; ...de todo menos la felicidad. Hay una frase de Jardiel Poncela con la que estoy tan de acuerdo que la repito sin cesar: "Hay dos formas de alcanzar la felicidad: una es hacerse el tonto; la otra es serlo."

A mi lista de esperas añado, a partir de ahora, que la suerte te sonría, que encuentres ese trabajo, que tu entorno se vuelva lo más agradable posible, que el camino se te haga fácil y que aparezca ese Él. Mientras tanto, esos pasitos que vas dando, seguro que son de gran ayuda y, tarde o temprano llegarás, si no a todos, a alguno de los objetivos que te vas fijando.

Besos y esperanza,

Frank