La que espera, así podría llamarme.
Desde hace un tiempo no hago más que esperar. Hay esperas activas y otras lo son menos, ya que nada o poco puedo hacer, salvo confiar en que se produzca lo que deseo. Espero que mi hijo madure y cambie, espero encontrar trabajo, espero que las cosas no empeoren, espero tener fuerza para seguir el camino, espero... y le espero a Él.
Ni está bien ni está mal, es lo que hago, esperar, pero no con los brazos cruzados, claro. Me muevo despacio, dando pasitos pequeños, pero seguidos. Poco a poco voy logrando cosas, tachando los días que pasan. Si todo va bien en breve dejaré de esperar ciertas cosas. Os contaré.
Esperar sin perder la esperanza, no es fácil, no. Y aún no la he perdido en ningún campo, confío en que todo, antes o después, se defina y pueda dejar de esperar para tener certezas y ser un poquito más feliz.