Me miman, me miman tanto que no se si me lo merezco. Cuando leo estas cosas me emociono, no puedo evitarlo, ni quiero.... Me siento llena, me reafirmo en mi sentir de que las personas son buenas, de que merece la pena tomarse el tiempo de conocerse, de hablar, de contarse secretos, de estar para el otro, de crear juntos. En este caso me mima un amigo, y aunque no sea creíble, también se llama.... Javier.
Un sueño, una realidad
¿Qué es lo que nos une? No se quién eres… sólo una sensación, unas palabras escritas en un chat, pero… has entrado dentro de mi y te has hecho un hueco.
¿Cuándo fue la primera charla? Tal vez ni la recuerdes… yo si, jajaja, no te agradé, pero algo de mi quedo en ti, porque volvimos a hablar y seguimos haciéndolo hasta llegar a compenetrar de una manera como pocas veces se logra.
La imaginación vuela, nos volvemos el caballero mágico, que piensa en su dama fantástica, la Tabla Redonda renace dentro de nosotros y protegemos a nuestra dama, no dejamos que nada ni nadie la toque.
Cuando abres tu mirada al universo infinito de una conexión esperas encontrar allí a tu dama, la que te mima cuando percibe que lo necesitas, la que está allí para decirte lo fantástico que eres y hacer que tu ego ascienda hasta que te sientes un dios, un dios menor, pero un dios.
¿Alguna vez veré tu mirada? ¿Alguna vez tu voz me envolverá como dulce música celestial? No lo se, ni lo sabré hasta que suceda si es que sucede, pero hoy, estás a mi lado y eres un sueño hecho realidad.
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