viernes, 12 de enero de 2007

Mi sentir


Siempre he sentido en mí la sumisión, siempre la he llevado dentro aunque nunca pude expresarla, entre otras cosas porque no sabía que eso que yo sentía tenía nombre. Se pueden vivir 45 años ignorante de las cosas, y de pronto descubrir un mundo que pareciendo desconocido es el tuyo…Es lo que me ha ocurrido…y el desencadenante fue la libertad que me otorgó el divorcio, la libertad de decidir lo que quiero y deseo, la libertad de no tener que dar explicaciones a nadie, la libertad de asumir mi condición.

21 años con el mismo hombre, realizando prácticas que hoy se que son habituales en bdsm, pero que en su momento creaban una sensación de culpabilidad enorme, una sensación de ser anormal difícil de superar. Hoy me he liberado de todo eso, me siento plena de poder vivir mi condición sabiendo que no soy la única y sobre todo que no soy un “bicho raro”.

Para mí, hoy en día, es más que un juego, no son sólo prácticas sexuales para tener sesiones y ya está, es algo más….., es una forma de sentir, de vivir, de concebir la relación que va más allá de las meras sesiones o intercambio de correos.

Es pertenecer a una persona, es dar mi alma, mi mente y mi cuerpo a una persona para su placer, para complacerle, y ese es el mío. Sin embargo, no me confundo, ser sumisa implica una fuerza psicológica enorme para no ser rota ni destrozada en el proceso, para salir fuerte y renovada, asumir la propia condición no es fácil. Desde mí ambos deben ser maduros, responsables, conscientes y coherentes con sus creencias, tener un conocimiento profundo de sí mismos, ser sinceros y honestos….creo que es la única manera de llevar adelante este tipo de relaciones. Es necesaria una complicidad, una confianza ciega en el otro, una amistad, un conocimiento profundo del otro y eso se obtiene con tiempo….. A mi no me vale la típica relación que surge de un día para otro, eso es sexo sin más, no es sumisión. De alguna manera necesito amar para entregarme hasta ese punto.


Mi deseo es encontrar alguien que me sepa guiar y con el que poder sentirme viva. Pero también con el que poder dialogar, hablar, discutir, debatir, construir, alguien intelectualmente vivo, que sepa enseñarme cosas y sobre todo que me demuestre que me merece y que le merezco.

Deseo centrarme, deseo dejar de dar vueltas como un trompo, deseo vivir intensamente la entrega, darme casi incondicionalmente, adorar y amar.


Mi placer es el suyo, mi orgullo servirle, mi vergüenza no saber complacerle y mi humillación no ver su orgullo.

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