domingo, 11 de febrero de 2007

Soledad


Hoy estoy muy mal, realmente mal, a punto de tirar la toalla en muchos aspectos de mi vida. He pedido ayuda a alguien que creía mi amigo, y me la ha denegado. Pero eso al fin y al cabo hasta podría entenderlo, porque las penas de los demás suelen aburrir y molestar porque nos recuerdan las propias. Quizá es que no he sabido pedirla.

Realmente de lo que quiero hablar es de la soledad, de la soledad que se tiene cuando tienes que luchar sin apoyo, cuando tienes que enfrentarte a problemas enormes sola. A la soledad que se siente por la noche cuando necesitas compartir tus miserias con alguien y no hay nadie. A la que se siente cuando cansada del día, agotada de los esfuerzos, te gustaría sentir que alguien está a tu lado y te da un abrazo reconfortante. A la soledad que se vive cuando eres tu sola la que tiene que darse ánimo para seguir luchando y peleando al día siguiente, enfrentándote con la vida. A la que se siente cuando tienes que sacar adelante otras vidas tu sola, y sobre todo, a la que se siente cuando una de ellas quiere hundirse y llevarte consigo.

Nunca terminamos de conocernos, lógico si se tiene en cuenta que cambiamos continuamente, que evolucionamos y maduramos. Hoy me siento tan insegura de todas mis decisiones que no se por dónde seguir. Incluso dudo de ser madura. Estoy cansada, muy cansada, entre otras cosas de ser fuerte, de que todo el mundo me diga que no me preocupe que soy muy fuerte y saldré adelante. No me siento fuerte, me siento perdida, desorientada, ignorante, indecisa…

También se que mañana será otro día y que lo veré de otra manera, o por lo menos no tan negro como hoy, pero necesitaba decirlo.

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