Entre brumas amanece, quizá se perciba un rayo de esperanza, no, hablemos con propiedad, la esperanza siempre está, nunca se extingue, y yo la tengo. Realmente todo sigue igual, nada varía. Me pregunto por qué sigo aferrándome a lo que me daña, por qué no me alejo de ello. No lo hago porque de alguna manera es mi contacto con mi pasado, aún no he comprendido que mi pasado seguirá donde está, que no es peor porque lo hayan intentado destruir, que siempre formará parte de mí, pero que de nada sirve sin una proyección hacia el futuro. Esto lo voy asumiendo poco a poco, lo voy interiorizando y me ayuda.
Todo amanecer implica esperanza, promesa de continuidad, promesa de vida, por eso hoy siento el amanecer entre brumas, sí, pero que a lo largo del día se despejarán, permitirán ver el camino mejor e incluso los caminos alternativos que nos llevan al mismo lugar, a vivir en paz.
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