jueves, 13 de marzo de 2008

Mañana


Hubo desencuentro y confusión. Por no ser concisos, claros y precisos no llegamos a encontrarnos. Si todo va bien, aunque ya no sé qué pensar, mañana será el ansiado evento. No volverá a pasar, aprendo que hay que puntualizar todo, absolutamente todo, para que no se produzca otro error como el de ayer.

Os cuento, quedamos en el hall de uno de los mejores hoteles de mi ciudad. Me gusta la puntualidad, considero que es educación básica, y una muestra de respeto hacia el otro necesaria. Llegué puntual, es más, con adelanto. Llamo al cliente para indicarle que yo ya estaba allí. Me dice que está buscando aparcamiento y calculo cinco minutos máximo. Pasa el tiempo, cinco, diez, quince, y pienso en lo difícil que debe ser maniobrar para este hombre, puesto que había sitio de sobra en la zona. A los 25 minutos le vuelvo a llamar, y me dice que está dentro del hotel. Ahí ya me di cuenta que algo no iba bien. Por muy torpe que uno sea aparcando, no tarda 25 minutos largos y también sé que el hombre invisible no existe, por lo que debía estar en otro sitio. Efectivamente, se había ido a otro hotel de la misma cadena en el centro de la ciudad.

Si hacer esperar me molesta, que me hagan esperar me pone enferma. Con toda la serenidad del mundo, pues sabía que ambos éramos responsables de la confusión, yo por no especificar, él por no preguntar, quedamos para mañana viernes, esta vez definiendo el hotel en el que nos veríamos.

En fin, que espero que mañana sea posible el encuentro. Volveré a contaros lo que ocurra.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

uf.

dama_serena dijo...

Me escribes un correo y me cuentas qué quiere decir ese uf?

Anónimo dijo...

Uf. Es intriga, misterio, expectación...Tu relato sobre la cita frustrada me lleva a las novelas de Eugenio Fuentes. Me gusta.