domingo, 27 de abril de 2008

La vida sigue...


Sí, sigue la vida, con los que quedamos y sin los que se fueron. Ellos están mejor, si eres creyente te ayuda a llevarlo, y si no lo eres, simplemente han desaparecido.

Sea lo que sea, la vida sigue, no se detiene ni un sólo segundo. Ni siquiera para dejarnos respirar, para rehacernos de nuestro dolor, de nuestro pesar, los pensamientos no paran, bullen en la cabeza. Estos días ha sido como tener una olla express en la cabeza, uno y otro y otro, todo daba vueltas, decisiones, situaciones, suposiciones, todo a la vez, conjeturas y realidades, todo junto… tremendo y complicado.

Cuando me alejo de la ciudad en la que vivo ahora, cuando regreso a la mía, en resumen cuando tomo distancia de mi vida actual, es cuando pienso y veo mejor lo que hay y lo que no hay, lo que falla, lo que no funciona bien, y también lo que logro.

Esta vez ha sido mucho más intenso, he cerrado una página en mi vida, ahora estoy un poco más sola, sólo quedan hermanos e hijos, y no todos están conmigo. Algunos se han alejado, y será complicado que vuelvan de nuevo, y la vida sigue… aunque nunca será igual.

Debe seguir, esa es su belleza y su horror, que sigue aunque no queramos.

“El tiempo es un río hacia el mar de la muerte y ahora me dices tú que el tiempo es la vida misma, que de él y en él vivimos, que resistirle en derrota es nuestra dignidad. Pero no es la vida. El tiempo es la muerte…”

La vieja sirena, de José Luis Sampedro

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