Presencia

"Si hoy me preguntaran en qué se reconoce el amor, si tuviera que establecer un diagnóstico de lo que es el amor, diría: "En primer lugar, la necesidad de la presencia". Y digo bien: necesidad, tan absoluta, tan vital como una necesidad física. "Después, la sed de comunicarse." La sed de comunicarse consigo mismo y con el otro, porque uno se encuentra tan maravillado, tiene tal seguridad de estar viviendo un milagro, tanto miedo de perder algo que jamás había esperado, que la suerte no le debía y quizá le dio por distracción, que a todas horas se experimenta la necesidad de tranquilizarse y, para tranquilizarse, de comprender."

Georges Simenon
Cartas a mi Juez



No podría haberlo escrito mejor, quizá podría darle más vueltas, o enredarme más, o repetirme, pero no, en este texto que he tomado prestado (para no variar) del blog La Inquieta Tentación , se expresa muy claramente todo lo que siento y deseo. Esa necesidad dolorosa de presencia, que la distancia y las circunstancias no permiten por ahora. Porque duele mucho, no sólo el alma sino el cuerpo, ese deseo incontrolable a veces de tocar, de sentir cerca, muy pegado a mí.

Esa necesidad de que no sea todo un bonito sueño. Sobre todo, efectivamente, la necesidad de comprender, de saber, la seguridad en la medida de lo posible de que se siente y se desea lo mismo, amar, comunicar, conocer, compartir, respetar, crecer, recorrer juntos un camino...

"Nuestros silencios gritan palabras que pueden herir, reclaman reciprocidad, son alientos del cansado que da pero no recibe lo suficiente, necesitamos recompensas, motivaciones, cada mañana recibir la frescura del entusiasmo. Tenemos el derecho a vivir en plenitud ¡¡" Así decía Gabrel en su comentario a la Soledad, lo mismo se puede aplicar a la Presencia, exactamente igual. Al fin y al cabo el amor es lo que nos mueve la mayoría de las veces.

Aún con todo esto, sigo apostando por Él, sólo el tiempo me dirá si gano o pierdo.