lunes, 23 de mayo de 2011

Elecciones

Ayer domingo 22, me presenté a las ocho de la mañana en el colegio electoral que me había tocado, para ser suplente de presidencia de mesa, tan contenta creyendo que me volvería a casa al cabo de un ratito, como ya me había pasado dos veces más en otras ocasiones. La pena que puede caer por no cumplir con el deber es de cárcel, y por eso creí que no faltaría el titular. Pues faltó, por lo que me dijeron, probablemente había dado a luz, con lo que no podía menos que alegrarme por ella.

Así pues, me quedé a cumplir con mi deber. Ya había tenido ocasión de ser presidente de mesa hace unos años y algo recordaba, pero no me habían dado libro de instrucciones, ni cursillo acelerado de cómo ser presidenta de mesa electoral y no morir en el intento.

De entrada la mesa se constituyó media hora más tarde de la hora oficial, al no tener los impresos y listados necesarios, ya que los tenía la titular. Había unos cuantos votantes madrugadores, todos ellos eran personas de más de 60 años, que esperaban un poco impacientes ante la mesa, mientras veían cómo en las otras ya votaban con normalidad. Sin embargo no hubo ninguna incidencia en mi mesa.

Tuve la inmensa suerte de estar rodeada de personas magníficas, que se habían tomado con buen humor el trabajo que nos había tocado. Nos reímos, hablamos, contamos muchas anécdotas y entablamos una relación que espero vaya a más con el tiempo, sobre todo porque somos vecinos. Por cierto, es increíble la cantidad de gente que no conocía. Al mismo tiempo, miraba a las otras mesas, todos con caras serias, mirándonos con un puntito de envidia por el buen humor reinante, y de vez en cuando alguno se acercaba a charlar con nosotros.

Para no aburriros con los detalles os diré que llegué a mi casa a la una de la madrugada, agotada, con un dolor de cabeza enorme y decidida a negarme en redondo a volver otro año más.

De algo me sirvió estar todo el día allí, dejé de pensar en mi angustia, en mi miedo y en mi dolor. Cuando salí a la una de los juzgados, de entregar los resultados de la votación, cayó sobre mí como una losa la realidad que me espera.

domingo, 22 de mayo de 2011

La angustia

Ya está confirmado, el padre de mis hijos ha iniciado las acciones para conseguir la custodia compartida de mi hijo pequeño. Seis años después del divorcio.

Yo estoy en contra de las custodias compartidas, creo que lo único que se consigue es desestabilizar a los hijos, y hacer más evidentes aún las divergencias de educación y de principios, confundiéndoles. No entraré en ello, si el juez decide que así debe ser, será. Pero mientras tanto, la angustia y el sufrimiento no me los quita nadie. Me destroza si me lo quita, mi hijo es  la razón más poderosa para levantarme por las mañanas.

Como decía en la entrada anterior, no hay paz ni sosiego, es como si la vida me hubiera puesto en una máquina de pinball y me lanzara continuamente de un obstáculo al otro, rebotando sin poder controlar y sin tener la clave para pararla.

martes, 10 de mayo de 2011

Trabajo

Qué difícil es tener un poco de paz en la vida, o para ser clara, que la vida me de un respiro. Llevo una temporada agotadora, triste, perdiendo poco a poco la esperanza de mejorar. Empiezo a contaros lo menos grave, lo que puedo afrontar sin que me hunda del todo. Uno de los temas en los que más estoy esforzándome es en conseguir un trabajo. Cierto que son malos tiempos para ello, y mucho más para una mujer con mi edad. Si los jóvenes no encuentran, yo menos. Pero lo intento, y para ello voy sembrando semillitas, aquí y allá. Os he ido contando alguna cosa, como por ejemplo lo de la oposición a la que fui a examinarme a Barcelona. Bueno pues el resultado es que me quedé a las puertas, casi me dejan pasar, pero en algún lado había que poner el límite y fue, por no mucho, por encima de mi nota. Una puerta cerrada, de momento, hasta que haya otra oportunidad, que seguiré aprovechando mientras me dejen.

A cuento del trabajo, hace dos días, alguien me comentó el motivo de que no me admitieran en uno de los puestos de trabajo a los que me presenté. Me ha hecho pensar mucho. Por lo visto, la imagen que di no les gustó, pensaron que sería una persona conflictiva. Reconozco que la imagen que proyecto a los demás no corresponde con lo que soy realmente. Parezco muy segura de mí misma, con las ideas muy claras, incluso a veces puedo parecer altiva. Y nada más lejos de la realidad, lo que esconde todo eso es miedo. Miedo a no valer, a no saber responder, a no conocer. Y me obceco, y en ese momento no soy capaz de pensar con claridad cuál es el objetivo y que debo amoldarme a lo que veo, no a lo que yo creo, sabiendo que yo estoy equivocada. Es como si de entrada les dijera que no me importa que no me den el trabajo, cuando en realidad estoy deseando que lo hagan, y sabiendo que si lo lograra sería una trabajadora responsable y entregada. Pero…. no lo hago bien, me cierro yo sola las puertas. Y saber esto duele. Pero aprenderé, ya lo creo que aprenderé. Y por ello agradezco que me lo contaran, porque haré todo lo posible por remediarlo.

Ahora tengo dos proyectos en marcha, uno dar clases particulares, y el otro, el más interesante, ayudar a los ancianos en casa, tanto para las cosas del día a día, como en la estimulación cognitiva. Es lo que más me gustaría que saliera bien. Ya he ido a hablar con algún médico y me han comentado cómo hacerlo, y en ello estoy. Tengo material preparado y mucha ilusión. Sobre esto os iré contando.





viernes, 6 de mayo de 2011

Cumpleaños de mi hija

Esta semana mi hija ha cumplido 21 años!

Cómo pasa el tiempo, es increíble. No diré que me parece que fue ayer cuando nació, pero sí antes de ayer. Se ha convertido en una mujer preciosa, que vive la vida plenamente, que disfruta de todo lo que encuentra. Y me hace sentir muy orgullosa ver como camina por la vida segura de sí misma, feliz de lo que es y de lo que tiene, trabajando cada día para llegar más allá.


Entre otras cosas, le he querido regalar el poema de Víctor Hugo, Te deseo..., impreso , y le ha encantado, espero de corazón que le sirva a lo largo de su vida. Y  me ha pedido que le hiciera su tarta de cumpleaños. Tarta de nata y fresas, mmmm ... Creo que les va a gustar, si es que llegan a tiempo y no se les cae toda la nata con el calor!