domingo, 22 de mayo de 2011

La angustia

Ya está confirmado, el padre de mis hijos ha iniciado las acciones para conseguir la custodia compartida de mi hijo pequeño. Seis años después del divorcio.

Yo estoy en contra de las custodias compartidas, creo que lo único que se consigue es desestabilizar a los hijos, y hacer más evidentes aún las divergencias de educación y de principios, confundiéndoles. No entraré en ello, si el juez decide que así debe ser, será. Pero mientras tanto, la angustia y el sufrimiento no me los quita nadie. Me destroza si me lo quita, mi hijo es  la razón más poderosa para levantarme por las mañanas.

Como decía en la entrada anterior, no hay paz ni sosiego, es como si la vida me hubiera puesto en una máquina de pinball y me lanzara continuamente de un obstáculo al otro, rebotando sin poder controlar y sin tener la clave para pararla.

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