martes, 29 de marzo de 2011

Solidaridad escolar

El viernes 25, el cole de mi hijo celebró el Mercadillo de Solidaridad, como viene haciendo desde hace tiempo. Consiste en recoger juguetes, libros, cd’s, juegos, muñecos, y multitud de cosas en buen uso, que los padres aportan (se supone que con el consentimiento de sus hijos, puesto que son sus juguetes en desuso). El dinero que se recauda se destina a distintos proyectos en los que se lleva trabajando y colaborando desde hace ya unos años. Se supone que los padres les dan unos euros a sus hijos, poquitos, para que los utilicen, pero sabemos que los niños llevan de sus ahorros por si encuentran algo que les guste mucho

Al mismo tiempo, hay un puestecito para vender zumos, agua y un surtido de pequeños bollitos, a un precio módico. Este año me encontraba en él, junto con otra madre, y ha sido allí, observando, atendiendo a los pequeños, donde me he dado cuenta de lo mucho que tenemos que aprender de ellos.

He visto gestos de generosidad en los niños que salían felices con su compra en la mano, y que, no pudiendo contenerse, nos comentaban que eso que habían comprado era para su padre, o para su hermano pequeño, o incluso una niña de las pequeñas, que había comprado un juguete para el hermano pequeño de su mejor amiga. Todos ellos con una sonrisa radiante en la cara, felices de saber que iban a hacer feliz a alguien a quien querían.

Bien es cierto que nos comentaron de algún pequeño que lloraba amargamente al descubrir su peluche en brazos de otro niño y que no quería que se lo llevara. E incluso en ese caso, el niño que lo había comprado, devolvió el peluche a su dueño original. Espero que la mamá del niño no le regañe por llevar de vuelta el peluche que ella había donado, quizá sin que él lo supiera?

Pero los mejores momentos los he vivido en el puestecito, cuando he visto el compañerismo, la solidaridad, la generosidad, y la enorme educación que tienen los pequeños. Niños y niñas que nos enseñan mucho, si sabemos mirarles adecuadamente. Cómo compartían entre ellos los bollitos que compraban, dando la mitad al amigo. Cómo algunos compraban dos y su amigo, que le esperaba, ajeno a todo, le miraba con cara de agradable sorpresa al recibirlo de regalo de sus manos. Casos como éste que acabo de contar, hubo muchos. Otras veces eran niños que no tenían suficiente dinero y allí estaban sus amigos para prestarles lo que les faltara, sin dudar, sin cuestionarse nada.

Destacar la educación de los niños. No diré que todos, no voy a mentir, pero sí que la inmensa mayoría de ellos hicieron gala de una educación exquisita cuando nos pedían lo que deseaban, o cuando esperaban su turno, cosa que no es fácil entre niños y menos aún siendo una golosina lo que quieren obtener.

Lo más bonito de todo, sin dudarlo ni un segundo, fueron las brillantes sonrisas que todos ellos lucían en un día en el que, sin saber muy bien cuál era la finalidad de lo que estaba sucediendo, hacían gala de enorme solidaridad con sus amigos y compañeros.


2 comentarios:

Woodman dijo...

Totalmente de acuerdo con esta entrada; El mundo se complica cuando nos crecemos y nos convertimos en adultos. Ahora bien yo me cuestiono ¿Te has dado cuenta de que cada vez los niños dejan de ser niños antes? La sociedad les impulsa a crecer rápidamente y los convierte en pequeños adultos con las mismas taras que los adultos...Una pena...Un niño debe de ser un niño y se merece ser feliz, la educación debe girar en la felicidad de los niños y a través de esa felicidad conseguir que adquieran valores que les servirán el resto de su vida.

dama_serena dijo...

Pienso como tú. Hay algo que me llamó la atención de mi hijo el otro día. Me comentaba que se le pasan los años volando, y no me pareció muy natural. Y sólo es un reflejo de la velocidad a la que vivimos en nuestra sociedad. Cómo no van a ser pequeños adultos? Cómo vamos a conseguir que sean felices de verdad? Si no ralentizamos nuestra vida, cada vez será más complicado lograrlo. Y tú, dentro de no mucho, podrás influir para que tus niños aprendan a ser felices. Estoy segura de que les educarás también en emociones, para conseguir que sean un poquito más felices y cambien los valores que ahora mismo priman, y que no valen nada de nada.

Y hablo de todos los niños que tendrás, los propios y los ajenos :)

Miles de besos