miércoles, 11 de febrero de 2009

Tiempo de almendros


Están los almendros en flor, sí, ya es su momento. Han florecido hermosos, radiantes, llenos de esa luz que les caracteriza, tanto los blancos como los rosas. Es un auténtico placer para la vista.

Tengo la inmensa suerte de tener alguno en casa y no me canso de mirarlos, de admirarlos, de contemplarlos y me considero una mujer afortunada porque puedo disfrutarlos.

Son preludio de primavera, son la avanzadilla del buen tiempo, de la luz, del calor, de mirar y respirar de otra manera. Anuncian otro momento vistiendo sus mejores galas.

Anoche me regalaron una imagen difícil de olvidar. El almendro iluminado, cambiando sus flores blancas por un color más amarillo más íntimo por la luz de la farola, y en el cielo azul oscuro, limpio, la luna, una luna enorme, gorda, brillante, plena, redonda, proyectando luz, no dejando ver las estrellas, justo encima del almendro.

Estas imágenes, estos placeres que me regalan son los que me hacen ser feliz, los que permiten que siga andando, valorando la suerte que tengo de estar viva.

Espero y deseo que todos tengamos momentos mágicos, más regalos inesperados y que nos hagan sentir la vida.

sábado, 7 de febrero de 2009

Felicidades




Bueno, pues aquí estoy de nuevo. Ha pasado bastante tiempo, casi un mes desde que escribí por última vez y tengo alguna deuda pendiente. Deuda conmigo misma, ya que no me piden cuentas, y es felicitar a algunas personas queridas por mí:

A mi amigo Liberto, que sigue hacia delante siempre, sin dejarse arredrar por nada, siendo un ejemplo para mí. Con él aprendo constantemente. Es una de las personas a las que más admiro.

Sonia, sabes que no me olvido de ti, que, pase el tiempo que pase, siempre estarás en mi corazón y en mi recuerdo, mucho más de lo que nadie pueda imaginar.

A mi hermana, a quien le deseo que despierte, que no se deje seguir llevando por la inercia. Es una persona llena de sentido del humor, inteligente, valerosa y admirable. Sólo falta que se lo crea, que es real.

A mi hijo mayor, que ha cumplido 17 años, que deje de estar enfadado con la humanidad, que empiece a ver que la vida merece la pena ser vivida, que las normas no sólo son para los demás, que hay que respetar a los otros, sea quien sea el otro. Confío en que alguna vez vuelva a verme.

A mi sobrino, que ha cumplido 18, que ya es “mayor” que se enfrenta con un buen bagaje a la vida, pero que no olvide que no dejamos de aprender nunca, que no lo sabemos todo. Llegará tan lejos como se proponga.

A mi hijo pequeño, que ha cumplido 9 años, y es la alegría de mi vida. Que estoy muy orgullosa de él, de su esfuerzo por crecer, por avanzar en la vida, de su templanza y de su forma de ser, de lo consciente que es de todo lo que ocurre a su alrededor. Sólo tiene 9 años, pero más de un adulto podría aprender de él, y no me ciega el amor de madre (bueno, sólo un poquito!!)

A todos ellos les deseo toda la felicidad que sean capaces de aguantar, que se la merecen!