miércoles, 27 de agosto de 2008

A partir de ahora...


Muchas gracias, Jaime, por tus palabras. Te las agradezco mucho. Sé que tienes razón en que hay que dejar de centrarse en lo que nos agobia, sobre todo porque no es algo que podamos controlar o solucionar con la voluntad, puesto que no es cosa de uno sólo.

Cada uno es como es, hay facetas de nosotros que podemos cambiar, otras no. Sobre todo, si nos gustan o estamos contentos con ellas. Hace muy poco, alguien a quien quiero, me dijo que fuera más primaria, que deje de pensar tanto. Sé que tiene razón, pero soy así, me gusta pensar y sobre todo sentir, y ese es mi problema, que deseo sentir el amor. Y sé que es un error, que eso surge o no, nunca se sabe.

Sí te haré caso en algo, diversificaré mis actividades, creo que este curso, que para mí empieza ahora, aparte de terminar la formación que estoy haciendo, lo utilizaré en hacer algo que me guste, sólo una cosa, pero que me llene. Y tengo dudas... volver a pintar (lo dejé hace tiempo), ir a clases de baile (que me encanta), o simplemente ir a pasear cada día. Ya te contaré lo que decida.

jueves, 21 de agosto de 2008

miércoles, 20 de agosto de 2008

Yo tengo...


Yo tengo dos soledades, la elegida libremente y la impuesta.

Yo elijo muchas veces la soledad, me gusta estar sola, disfrutar del silencio, de mis cosas, de mis pensamientos, disfrutar mi tiempo sola, sin nadie que me agobie ni me imponga nada. Esta soledad no es compartida, es mía, porque es libremente escogida y es maravillosa. No daña, no aísla si se dosifica, regenera el alma y la mente, me llena de silencio, me da referencias de mí misma, me ayuda.

Sin embargo está la otra, la que no elijo, la que insidiosa me acorrala, la que entristece, la que me han impuesto, la que no me permiten dejar de tener, la que no es fácil de eliminar, la que se pega a mí y ahoga, asfixia y restringe los pensamientos y los sentimientos, la que me hace llorar y me angustia. Esta no la quiero y sin embargo también la tengo. Hunde, aísla, da falsas referencias, pone impedimentos, me llena de silencio acusador, estanca y frena el crecimiento interior.

Tengo dos soledades, si las sumo no me da una, siguen siendo dos. Y una de ellas no la quiero.

Para pensar

Escuchado en La Sexta de televisión:
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"¿Si le sumo mi soledad a la tuya, qué obtengo, dos soledades o ninguna?"

viernes, 1 de agosto de 2008

Frío emocional?


Pienso demasiado, eso es un hecho. Aunque me he corregido mucho y ahora siento más que pienso, que es más divertido. Pero no puedo evitar pensar, y además, me gusta hacerlo. Y estos días le doy vueltas a la frialdad emocional.

Cuando ayer escribí sobre el egoísmo, me asaltó de pronto la duda de si me estaré volviendo fría. Lo medité bastante porque no quisiera confundirme en mis sensaciones. Llegué a la conclusión de que lo que ocurre es que empiezo a ser selectiva, que empiezo a no dejar que me afecte todo. Y una de las razones de ello es que me hago fuerte, sí, ya sé, es un poco tarde, pero qué queréis, me toca ahora!

Lo que me da miedo es llegar a blindarme de tal manera que ahogue los sentimientos, pero creo que eso no es posible, realmente tengo a muchas personas a mi alrededor a los que quiero y mucho. Tengo a mis hijos, a mis hermanos, a mis amigos y amigas, todos ellos son mi punto de referencia para no despistarme y volverme un cubito de hielo emocional, ellos lograrán que me derrita siempre.

Lo que creo que está ocurriendo es que estoy dejando de ser tan ingenua, que lo era y mucho. O confiada, o ilusa, no lo sé. Sólo sé que antes, cuando conocía a alguien, me mostraba abierta, confiada, tranquila, creyendo que pensaba como yo, que no mentía como yo, y claro, los palos me han hecho ver que hay personas para todo, personas que inician relaciones sólo para jugar, reírse, burlarse y dañar al otro. Porque los hay, ya lo creo! Y es de ellos de los que quiero protegerme, porque hacen daño. Por eso me vuelvo fría, o quizá es desconfiada, no, no es eso, sólo prudente, que no es poco.