miércoles, 20 de agosto de 2008

Yo tengo...


Yo tengo dos soledades, la elegida libremente y la impuesta.

Yo elijo muchas veces la soledad, me gusta estar sola, disfrutar del silencio, de mis cosas, de mis pensamientos, disfrutar mi tiempo sola, sin nadie que me agobie ni me imponga nada. Esta soledad no es compartida, es mía, porque es libremente escogida y es maravillosa. No daña, no aísla si se dosifica, regenera el alma y la mente, me llena de silencio, me da referencias de mí misma, me ayuda.

Sin embargo está la otra, la que no elijo, la que insidiosa me acorrala, la que entristece, la que me han impuesto, la que no me permiten dejar de tener, la que no es fácil de eliminar, la que se pega a mí y ahoga, asfixia y restringe los pensamientos y los sentimientos, la que me hace llorar y me angustia. Esta no la quiero y sin embargo también la tengo. Hunde, aísla, da falsas referencias, pone impedimentos, me llena de silencio acusador, estanca y frena el crecimiento interior.

Tengo dos soledades, si las sumo no me da una, siguen siendo dos. Y una de ellas no la quiero.

7 comentarios:

Jaime dijo...

Me ha gustado tu blog, espero estar aquí de cuando en cuando y degustar tus ocurrencias

Un beso

J.

dama_serena dijo...

Gracias por visitarme y tomarte el tiempo de leerme. Pasa cuando quieras, yo seguiré aquí.

Un beso

Jaime dijo...

Sí, seguiré pasando, me ha interesado tu testimonio de lucha por obtener la libertad en los pilares de la vida: el sentimental, el biológico y el social. Es grato leerte.

J.

dama_serena dijo...

Gracias de nuevo por tus palabras. Sé bienvenido.

Besos

Jaime dijo...

Tus palabras me hacen recordar la época de mi vida en la que todo pareció venirse abajo por no encontrar con quien compartir ansiedades y divertimientos. Tenía treinta años y dos hijos pequeños que vivían con su madre. Las constantes derrotas me hicieron mirar con humildad el asunto de encontrar pareja, así que le pedí a Dios que sencillamente me hiciera digno de compartir con una mmujer sencilla y franca, y así ocurrió. Al liberarme de la "necesidad" de conquistar a alguien, actué con más soltura, practiqué más deporte e incursioné en hobbies con los que había soñado: el buceo y la asronomía. Precisamente en una reunión de aficionados a la astronomía conocí a quien es hoy día mi mujer, con quien también tuve dos hijos ya casi post adolescentes, y por quien todos los días agradezco a la vida.

Quise compartir contigo esto como una pequeña retribución a los gratos momentos que he pasado leyéndote.

Un beso

J.

Anónimo dijo...

Yo también tengo dos soledades y tampoco quiero una de ellas... me he planteado el reto de hacerla mi amiga, a ver si así conseguimos vivir juntas.
Me gusta tu blog,
Besos

dama_serena dijo...

Querido anónimo, gracias por visitarme y tus palabras. Bonito reto tienes entre manos!!

De alguna manera es el que tenemos todos, renegar, deprimirse, enfadarse, o lo que sea, contra esa soledad no deseada, no nos lleva a ningún sitio.

Por lo tanto, creo que sólo queda conocerla y aliarse con ella, aunque no es fácil. Te deseo mucha suerte y que ganes el desafío.

Besos animosos