A veces, cuando admiras mucho el trabajo de alguien crees que si te diriges
a él, le molestarás con tus tonterías, o que tiene tantos admiradores que
pasarás desapercibido, y sin embargo, te gustaría tanto poder conocerle, hablar
con él, mirarle y disfrutar de su conversación…
Pues eso me ha pasado a mí. Desde hace unos años sigo un blog magnífico.
Siempre estoy pendiente de las publicaciones, lo leo casi con avidez, y
siempre, indefectiblemente, me emociona. Nunca es la misma emoción, siempre son
distintas. Risa, sorpresa, enfado, alegría, seriedad, pena, compasión, bondad,
rabia…y llanto. Sus palabras a veces me hacen llorar, me veo reflejada en ellas
y me obligan a hacer introspección. Ese blog del que os hablo se llama
Sin latidos.
Un día, no hace demasiado, leí que había publicado su primera novela. Me
sorprendió a medias, quizá considero que es el paso lógico de quien escribe
relatos cortos, o no… Pero lo hizo, y empecé a darle vueltas. Yo quería leerla,
pero la timidez, el no saber cómo pedirlo, no dónde, que ya lo dice muy claro
en su blog, sino cómo, me retrasaban el placer de leerlo. Absurdo, verdad? Hasta
que me decidí. Le escribí un correo solicitándole un ejemplar. Y muy
amablemente, me contestó y de esa manera empezamos a hablar un poquito.
No os aburro más, el caso es que quedé con él para que me lo diera en mano
y dedicado. Como él sabe, me voy a hacer presidenta de su club de fans…
El libro se llama Raíces al viento, y él, Nicolás Carrera Peña.
“Hay veces que la vida te cambia en un soplo, el mismo soplo que derrumba
un castillo de naipes.
Y ya nada será igual.
Pero a veces se ha de morir para volver a vivir y, de una extraña manera,
Alberto Tejada volvió a vivir”
Es un libro lleno de emociones. Cotidianas, extraordinarias, razonables y mágicas.
No puedes sustraerte a ellas, te empapan y te atrapan. Y aprendes, sobre ti
mismo, sobre los demás, sobre determinadas circunstancias de la vida. Como bien
dice:
“La vida no es complicada, simplemente
nos la complicamos, queremos ser libres, decimos que somos libres,.., y sin
embargo, lo único que hacemos en la vida es buscarnos cadenas…”
Es un canto a la esperanza y a la vida, a la paz del ser humano. Así lo he
vivido yo al leerlo.
Si os apetece leerlo, sólo tenéis que pedirlo
aquí, y sobre todo,
disfrutadlo!!!