domingo, 28 de octubre de 2007

Avanzando

No sé si he llegado a salir del todo del estancamiento en el que estaba, lo que sí es cierto es que, pasito a pasito, he llegado más lejos, he avanzado en mis propósitos y estoy fuera de donde estaba.

Mi situación familiar mejora, mis hijos crecen con normalidad, mis adolescentes evolucionan favorablemente, les veo asentarse, ser ellos mismos, crecer con sus altibajos y sus penas, pero con alegrías y madurez. En la medida en que deben o pueden serlo con sus edades, y con disgustos, claro, pero ya los habituales de la edad.

Mi pequeñín es menos pequeño, también crece, aprende, juega, y aún me deja que le dé abrazos y besos, que le dé achuchones, y eso es fantástico!!!

Recupero el gusto por la lectura, aún lejos del ritmo normal en mí, pero voy leyendo de nuevo, y eso es un buen síntoma. También, poco a poco, voy recuperando otros hábitos que me gustaban y que había perdido. Lento pero seguro. Al mismo tiempo me doy cuenta de que no recupero los que no eran míos, y eso es positivo también, me indica que vuelvo a ser yo.

Profesionalmente he dado pasos, estoy esperando a mi primer cliente, ya está todo en marcha para hacer coaching. Tengo ilusión, motivación y ganas, qué más puedo pedir?

Tengo magníficas amigas y amigos que siguen apoyándome y creyendo en mí, a los que debo mucho, porque sin ellos no hubiera podido llegar hasta aquí. Cierto que no tengo amor como me gustaría, pero llegará. Estoy totalmente segura de que cuando sea el momento me llegará.

Con todo esto, creo que puedo afirmar que soy muy afortunada, y lo hago público, os lo cuento porque me hacía falta compartirlo y porque deseo dar continuidad a este blog.

Hoy más que nunca viajo en mi tren, con los vagones del pasado donde deben, avanzando hacia el futuro y disfrutando del presente.

sábado, 27 de octubre de 2007

Para ti, que no me lees


Quiero llevar tu sello,
estar marcada
como una cosa más entre tus cosas.
Que las gentes murmuren: allá pasa,
allá va feliz, la señalada,
la que lleva en el rostro
esa antigua señal de risa y lágrima,
la cabellera derramada y viva,
toda ella una antorcha y toda llama,
musgo de eternidad sobre sus hombros
resplandeciendo así, como una lámpara.
A mis pies, un rumor de muchedumbre
se irá abriendo en canal, como una calle.
No me importa que digan:
esa mujer que escapa como ráfaga,
que no ve fuera de su sangre, nada,
que ya no escucha fuera de sus voces,
que no despierta sino entre sus brazos,
que camina sonriendo;
esa mujer que va segando el aire,
la boca contra el viento,
le pertenece toda como un libro,
como el reloj, la pipa o el llavero.
Como cualquier objeto imprescindible
que es uno mismo a fuerza de ser nuestro.
Quiero que todos sepan que te quiero:
deja tu mano, amor, sobre mi mano.
Sobre mi corazón, deja tu sello



Dile que no me tema, amor, y dile
que estoy a su lado como el aire,
como un cristal de niebla o como el viento
que se aquieta la tarde.
Dile que no me huya, amor, y dile
que no me vuelva a herir, que no me aparte,
que soy el brillo húmedo en sus ojos
y el latido en su sangre.
Dile que no me aleje, amor, y dile
que yo soy el umbral de su morada,
el agua de su sed
y aquel único pan para su hambre,
Dile que no se oculte, amor, y dile
que ya no tengo rostro ni señales
de haber vivido antes de quererme.
De haber vivido, antes.
Dile que no recuerde y dile
que no respire, amor, sin respirarme.

Julia Prilutzky