miércoles, 15 de febrero de 2012

Escritos

Hace unos meses escribía estas líneas, sigue siendo vigente. La vida cambia despacito cuando quisiera que volara, cada día es una agonía.  Mantengo la esperanza pese a todo y confío en que llegue el momento del cambio y vuelva la alegría de vivir.

MIEDO

Me cubre el miedo
con una capa iridiscente
haciéndome visible.
Mi propia oscuridad,
brillando desafiante,
me ahoga.

Retazos de desesperación
flotan a mi alrededor
envolviéndolo todo,
entre ellos busco una realidad
que me permita sobrevivir
en la que tengo.

Sin embargo, no hay otra
y sus pedazos llenan,
amargos, mi boca.
Ante mis ojos
la gama de grises
tiñe el arco iris,
el silencio acalla a la vida,
la tristeza se disfraza de dulzura,
la soledad se codea, ufana, con todos
y el dolor los aúna
sin dejar resquicio alguno..

Siempre el miedo
que atenaza los días,
entramado laberíntico
de sombrías esperanzas
que convierten el futuro
en un inhóspito desierto.

Ráfagas de deseo sin placer
que, como un canto de sirena,
invitan a desaparecer.
Sensaciones que confunden
el descanso con el sueño eterno,
que atraen como un imán,
prometiendo la paz y el silencio
a una mente que, atronadora,
no reposa ni un solo instante.


Octubre 2011